martes, 6 de diciembre de 2011








Cada persona tiene algo que le apasiona. Para mi son tres cosas: la literatura (Que engloba la lectura y la escritura), la música y la guitarra.




Para una persona que toca guitarra, cada una de sus guitarras es diferente. No solo porque de hecho, cada guitarra eléctrica es completamente diferente a otra, sino porque con el paso del tiempo, y con las miles de horas que uno lleva tocando ciertas guitarras, uno sabe perfecamente como suena cada guitarra, cuanto presión ejercer al tocar la cuerda, ya que dependiendo de la fuerza el sonido cambio. Cuanta fuerza debe ejercerse para deslizar la cuerda sobre el traste para que la nota suba. Uno conoce la guitarra como la palma de su mano. Y de entre todas, hay ciertas guitarras que por alguna razón, se convierten en objetos invaluables. No por su valor económico, sino porque por esas características que acabo de mencionar, son irremplazables para quien las toca.






Clapton tocó su stratocaster negra "blackie" en cada concierto y grabación por más de 15 años, antes de subastarla para caridad (Dicho sea de paso, ha sido la guitarra que mas ha recaudado en la historia, ya que se vendió en casi un millón de dolares). Jimmy Page tiene su Les Paul 1959. Stevie Ray Vaughan tenía su stratocaster, a la cual solía llamar "Number 1" y era conocida entre sus amigos como "first wife" (No creo que le hiciera mucha gracia a su esposa), lo último que hizo Hendrix antes de morir fue ir a casa de su exnovia a recoger su strat negra favorita, BB King tiene por supuesto su "Lucille" y John Mayer una strat negra (Que usa en ese video, a la cual llama "The black one") La lista es infinita.




Mis guitarras irremplazables son mis dos strats (La de la foto superior solía ser blanca y en ella aprendí a tocar blues), la Dot, la Les Paul dorada y la telecaster negra. Cada una por diferentes razones.
















Hay algo adictivo en tocar esto. Con el tiempo esto ha variado, pero en los últimos dos años, deben ser 3 o 4 los días en que no haya tocado la guitarra. Toco todos los días por lo menos dos horas. Y en los peores momentos, siempre ha sido un salvavidas. En las temporadas más dificiles que he vivido he llegado a pasar más de 24 horas sin dejar la guitarra.




Mis guitarras y mis libros son las posesiones materiales más valiosas que tengo.

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