viernes, 11 de mayo de 2012

El día de ayer pasé 14 horas parado, a la intemperie, bajo el sol primero y luego la lluvia. La única razón por la cual valió la ena es que llevé a mi hermano Andrés al concierto de Paul McCartney en el Zócalo. Aunque no estuvo con nosotros, convencí a mi padre de ir tambié a lo que fue el primer concierto de rock al que ha ido en su vida.
Ambos les encantó. A mi también. Fue un concierto muy especial aunque no sabría decir porqué. Fue diferente. Duró tres horas y Paul tocó todo lo que pudo haber tocado.
La música de los beatles cambió mi vida. No concibo mi vida sin ella. El escuchar a un beatle tocando esa música es algo que aún no termino de asimilar. Aunque haya sido la segunda vez.
La música en vivo tiene un encanto y un poder que no puedo describir. Pero desde hace muchos años he ido a cada concierto que me ha sido posible.
Creo que esta puede ser una buena despedida.

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